Las 5 fases o etapas del duelo ante la perdida emocional o física de un ser querido
El duelo es un proceso psicológico al que se ven enfrentados muchas personas ante la perdida tanto emocional como física de una persona a la que se le tiene aprecio. Puede ser un amigo, hermano, compañero, novio/a, padre, madre, entre otros. Este proceso consiste principalmente en la adaptación de emociones ante la experiencia compleja que se está viviendo. En esta adaptación se pueden presentar algunos factores físicos, cognitivos, comportamentales, entre otras, ante esta situación.
Por ello en este informativo te comentamos cuales son las 5 fases o etapas de duelo ante la perdida emocional o física de una persona a la que se le tiene aprecio y se quiere.
Las etapas de duelo: Se dan regularmente por la pérdida de cualquier persona, animal u objeto al cual se le tenga un aprecio significativo o apego que provoca un duelo, si bien la intensidad y las características de éste pueden variar de persona a persona, en general van vinculadas a estados emocionales.
Descripción de cada una de las etapas del duelo:
1. Negación: La negación es una reacción que se produce de forma muy habitual inmediatamente después de una pérdida. No es infrecuente que, cuando experimentamos una pérdida súbita, tengamos una sensación de irrealidad o de incredulidad que puede verse acompañada de una congelación de las emociones. Se puede manifestar con expresiones tales como: “aún no me creo que sea verdad”, “es como si estuviera viviendo una pesadilla” e incluso con actitudes de aparente “integridad emocional” o de actuar “como si no hubiera pasado nada”. La negación puede ser más sutil y presentarse de un modo difuso o abstracto, restando importancia a la gravedad de la pérdida o no asumiendo que sea irreversible, cuando en muchos casos lo es.
2. Ira: A menudo, el primer contacto con las emociones tras la negación puede ser en forma de ira. Se activan sentimientos de frustración y de impotencia que pueden acabar en atribuir la responsabilidad de una pérdida irremediable a un tercero. En casos extremos, las personas no pueden ir elaborando el duelo porque quedan atrapadas en una reclamación continua que les impide despedirse adecuadamente del objeto amado.
3. Negociación: En la fase de negociación, se comienza a contactar con la realidad de la pérdida al tiempo que se empiezan a explorar qué cosas hacer para revertir la situación. Por ejemplo, cuando a alguien se le diagnostica una enfermedad terminal y comienza a explorar opciones de tratamiento pese a haber sido informado de que no hay cura posible, o quien cree que podrá recuperar una relación de pareja ya definitivamente rota si empieza a comportarse de otra manera.
4. Depresión: A medida que avanza el proceso de duelo y se va asumiendo la realidad de la pérdida, se comienza a contactar con lo que implica emocionalmente la ausencia, lo que se manifiesta de diversos modos: pena, nostalgia, tendencia al aislamiento social y pérdida de interés por lo cotidiano. Aunque se denomina a esta fase “depresión”, sería más correcto denominarla “pena” o “tristeza”, perdiendo así la connotación de que se trata de algo patológico. De algún modo, sólo doliéndonos de la pérdida puede empezar el camino para seguir viviendo a pesar de ella.
5. Aceptación: Supone la llegada de un estado de calma asociado a la comprensión, no sólo racional sino también emocional, de que la muerte y otras pérdidas son fenómenos inherentes a la vida humana. Se podría aplicar la metáfora de una herida que acaba cicatrizando, lo que no implica dejar de recordar sino poder seguir viviendo con ello. Nota: Aunque el duelo es un proceso personal, también es importante su vertiente social. Todas las culturas han ido desarrollando formas de canalizar ese dolor a través de los lazos comunitarios (compartir el dolor con los otros) y con elaboraciones simbólicas que a menudo dan un sentido trascendente a la pérdida.
¿Cuándo pedir ayuda especializada?
El duelo es parte de la vida y, por tanto, es importante no darle una connotación negativa. No obstante, a veces puede acabar complicándose, de manera que la persona queda atrapada en ese dolor que le impide seguir adelante.
Puede ocurrir de muchas formas:
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cuadros depresivos intensos o inestables.
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conductas de huida de las emociones que el duelo genera a través del uso de alcohol u otras drogas.
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reaparición en una pérdida presente de emociones y sentimientos de un duelo no resuelto en el pasado.
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presencia de fantasías de reunirse con el ser querido buscando la muerte de forma pasiva o activa. Cuando el duelo se complica, es importante pedir ayuda al entorno y, si es preciso, recabar la ayuda de los profesionales de salud mental o puedes comunicarte con nosotros para brindarte apoyo.
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Recuerda que el duelo es un proceso que puede estar afectando a todo el núcleo familiar y cada uno de los miembros lo procesa de forma diferente, hacer consciencia sobre lo que sientes ayudará a asimilar de mejor manera lo que estás sintiendo ante esta situación que produce sufrimiento.
“No son los días lo que recordamos, sino los momentos.” Walt Disney